1.11.11

Caos.

Hoy estoy en uno de esos días en los que es necesario escribir para vaciar el alma. En cuanto al título, no hay ninguna palabra de las 300.000 ó 400.000 de la lengua española que sea más acertada y que explique mejor mi situación por muy rebuscada o especializada en su ámbito que sea. El desanimo, el desasosiego y la apatía, arañas silenciosas, se han apoderado de mí y tejen su tela en todos los rincones.

Mientras pisoteo las teclas con mis dedos no puedo parar de pensar en lo que soy, en lo que me he convertido y en lo que deseo llegar a ser y cuán larga debe ser la distancia que separa estas diferencias. Además, me cercioro de algo de lo que ya tenía consciencia: lo cierto es que no estoy en un 'mal día', simplemente. No, esto no es así. Ojalá fuera todo tan sencillo. Ojalá pudiera irme a dormir con la certeza de que al día siguiente me voy a levantar y nada va a ser de la misma forma, como la gente normal, pero no es algo que se vaya a ir por sí solo, sin más.

Hay una técnica psicológica que se basa en la escritura de cualquier pensamiento y/o sentimiento que le venga a la mente al sujeto durante 15 minutos para aportar claridad. Estoy comprobando sus beneficios ahora mismo.

Racionalizando paulatinamente a través de este (largo o corto, según como se mire) mes, he llegado a una nueva conclusión que se me había escapado en mi últimamente débil proceso de introspección y que ha sido lo mismo que he dicho en la sala de visita de la Dra. J.: estoy evadida de la realidad. La imaginación -porque lo contrario a la realidad tampoco podría ser llamado irrealidad, puesto que de cierto modo por más que me empeñe no puedo escapar de la verdad- es más cómoda, sencilla y gratificante. La realidad, en cambio, me parece muy asfixiante y agotadora. Siempre que puedo (e incluso más) escapo de mi propia realización personal hasta llegar a un mundo absorbente del cual me es cada vez más complicado y angustioso salir.

Hace unos días leí en el libro de Nación Prozac una quote de Heráclito que me parece muy oportuna debido a mi conclusión anterior y que he reinterpretado subjetivamente a mi manera. La frase dice así: "¿Cómo puedes escapar de lo que nunca se desvanece?"

¿Cómo puedo evadirme de la realidad si siempre está ahí? ¿CÓMO? Es simple y llanamente imposible.

Me encuentro desarrollando lo que podríamos llamar una bulimia positiva. Al igual que pueden llegar a existir connotaciones positivas en el racismo (véase racismo positivo), le he denominado bulimia positiva al proceso en el que convierto mis sentimientos en palabras para después plasmarlas en papel, sacarlas de mi interior y poder olvidarme de ellas y, en consecuencia, de los sentimientos que me delimitan.

Todo está fuera de control, y estoy en un estado entre asustada y confortablemente inmovilizada. Me queda todo demasiado grande y los días se suceden rápidamente mientras malgasto horas, minutos, segundos. Estoy tan confusa que no se qué pensar, qué hacer, qué escribir. Me siento perdida. Por dentro. (Y esa es, quizá, de las peores pérdidas.) Todo está hecho un caos. Antes sólo era yo, ahora es todo lo demás. He reproducido mi caótico yo en la realidad hasta dar formas físicas a mi desorden interno. El caos de mi interior se está trasladando y plasmando en mi vida. 

Todo es un caos. CAOS. CAOS. CAOS.

"La vida es como una bicicleta. Si quieres mantener el equilibrio no puedes parar." Pese a todo, he de seguir adelante. No tengo tiempo ni de pararme a pensar si realmente puedo -me atrevo-, simplemente tengo que seguir adelante. Empezar supongo que es lo más difícil, lo demás irá todo rodado. 

Qué vértigo me da todo.

3 comentarios:

Ze dijo...

Bueno, ante todo, decirte que me gustó mucho tu entrada y me encanta la manera que tenes de decir lo que sentís. Creo que es algo "normal" en la vida de las personas, el sentir que en cierto momento de la vida estamos rodeados de caos. Sentir que la realidad nos agobia, que lo que vivimos nos supera, que no hay salida y todo se nos viene encima. Pero, como me dijo una vez una amiga; "cuando todo parece estar perdido, siempre hay una pequeña luz de un farol que nos dice que todo va a estar bien". Con eso quiero decir que nunca está todo perdido, ni aún cuando parece que ya no hay motivos para seguir. Sabés que? hoy me pasó algo que que me hizo darme cuenta de algo muy importante: vi a un hombre caminando por la calle, con anteojos negros y un bastón blanco, con un morral colgando del hombro y en el morral, un cartel que decía "soy ciego y sordo". Creo que no hay mayor aislamiento que el de una persona como esa. Y ver eso me hizo pensar una vez más en todo lo que tengo y todo lo VALIOSO que es lo que tengo. El simple hecho de abrir los ojos y ver, o hablar con alguien y poder escucharlo. Ya eso es un motivo más que sufuciente para ver lo que tenemos y no lo que nos falta o lo que parece estar mal. Pero además de esto, el ver a ese hombre me dejó otra enseñanza aún mas grande: SI ÉL, EN ESAS CONDICIONES, PUDO CONTINUAR CON SU VIDA, ¿CUÁNTO MÁS YO, O VOS, QUE ESTAMOS SANOS Y BIEN? Sé que a veces parece que todo es un caos, pero en medio del caos siempre va a haber una puerta de escape para quien quiera buscarla...

Me encanta tu blog! espero que te haya servido de algo esto que te dije.

Un abrazo grande;

Fernando Gili dijo...

Excelente. A veces hay que caminar aunque no sepamos donde vamos, pronto lo descubriremos.

Siempre suyo
Un completo gilipollas

Anónimo dijo...

Las dudas existenciales siempre están y estarán ahí: "esto no es lo que quería conseguir en mi vida", "tanto esfuerzo para quedarme así","¿qué habría pasado si hubiera hecho esto?","¿y si...? y, ¿qué es lo que quiero?

Quizás la clave esté en planteárselo lo menos posible (autoconvencerse probablemente), porque la gente "normal" que parece ser feliz no es porque hayan conseguido aquello con lo que soñaban y siempre habían deseado, sino porque tratando de conseguirlo se han construido una realidad que les ha gustado y les ha satisfecho, les ha hecho felices, y ya no se plantean muchas preguntas que realmente siguen estando ahí.

Pero cuando las cosas van mal y la vida nos abruma y ya estamos hasta las narices de seguir luchando, aparte de que ni siquiera sabemos por dónde empezar a luchar, parece inevitable "calentarse la cabeza" con estas cuestiones, entrando en un ciclo "emo" en plan "voy a por la maquinilla de afeitar". Y en estas situaciones, como muy bien dicho el señor Completamente, hay que caminar, aunque no sepamos hacia donde, porque con el tiempo algo pasará que nos inspire y que nos dé un destino o nos devuelva la ilusión por seguir caminando y nos haga ver el vaso medio lleno de nuevo.

Ojalá este comentario fuera como un punto de inflexión (mucho lo dudo) como los de las películas, pero espero que al menos te haya ayudado en algo.
Ánimo!

El Caballero Inglés